
En el crepúsculo de un año inolvidable, el joven lanzador de 22 años, Trey Yesavage, ha agregado un toque de magia personal a su ascenso meteórico en las Grandes Ligas. El 13 de noviembre de 2025, bajo el sol poniente de una playa idílica en las Carolinas –posiblemente cerca de su alma mater, la Universidad de East Carolina–, Yesavage sorprendió a Taylor Frick con una propuesta que parece sacada de una película romántica. Vestido con pantalones y camisa de manga larga, adaptándose al fresco noviembre, el pitcher de 1.93 metros se arrodilló en la arena, sosteniendo un anillo de diamante impresionante que relucía como uno de sus strikes en la Serie Mundial. Frick, de 23 años y originaria de Maryland, cubrió su rostro con las manos en una mezcla de sorpresa y emoción, antes de que Yesavage la levantara en un abrazo triunfal, sellando el momento con un beso apasionado.
La pareja, que se conoció en 2021 durante su tiempo en East Carolina –donde Yesavage equilibraba sus lanzamientos con estudios en educación física, y Frick se graduó en mayo pasado con un título en Ciencias de la Nutrición–, ha sido un pilar mutuo desde entonces. En septiembre de 2023, celebraron su primer aniversario con mensajes tiernos en Instagram, donde Yesavage la describió como “la mujer que me completa” y “mi mejor amiga”. Este año, apenas dos meses después de su debut en las Mayores, mudaron juntos el 4 de noviembre, un hito que Frick compartió en sus historias de Instagram con fotos de cajas y sonrisas compartidas. Pero nada se comparaba con este paso definitivo. El 14 de noviembre, publicaron fotos en conjunto: la rodilla en la arena, el anillo centelleante y una leyenda de Frick que decía: “13/11/25 ~ en esta vida y la próxima, siempre serás tú”. Yesavage agregó: “No imagino mi vida sin ti”.

El impacto en las redes fue inmediato e imparable. Compañeros de los Blue Jays, como el receptor Danny Jansen y el infielder Ernie Clement –quien acababa de brillar en el MLB Open–, inundaron los comentarios con corazones y felicitaciones. Esposas y novias del equipo, como la de Vladimir Guerrero Jr., se unieron al coro de “¡Felicidades!” que superó los 50.000 likes en horas. Fans de Toronto, aún dolidos por la derrota en el Juego 7 de la Serie Mundial ante los Dodgers, encontraron en esta noticia un bálsamo. “¡Al menos Trey ganó su anillo este año!”, bromeó un seguidor en X (antes Twitter), mientras otro compartía: “De ligas menores a proponer en la playa: este chico es imparable”. Publicaciones virales en TikTok recrearon la escena con filtros de atardecer, y medios como People y Bleacher Report lo titularon como “el cierre perfecto a una temporada de ensueño”.

Para contextualizar, el 2025 de Yesavage fue un torbellino de logros deportivos que lo catapultó de la oscuridad a la gloria. Draftado en la primera ronda (número 20) por los Blue Jays en 2024 directamente desde la secundaria Boyertown Area en Pensilvania, el derecho de Pottstown comenzó el año en la Clase A con los Dunedin Blue Jays. Su ascenso fue vertiginoso: cuatro promociones en la temporada, pasando por Vancouver (A+), New Hampshire (AA) y Buffalo (AAA). Debutó en MLB el 15 de septiembre contra los Yankees, ponchando a nueve en su primer juego y estableciendo un récord de franquicia para novatos. En solo tres aperturas regulares, acumuló una ERA de 2.45 y 15 ponches, números que lo convirtieron en un fijo para los playoffs.
La postemporada lo inmortalizó. En la Serie Divisional contra Nueva York, lanzó gemas que ayudaron a Toronto a avanzar. Luego, en la Serie de Campeonato de la Liga Americana, su control y velocidad –rápidas de hasta 98 millas por hora– fueron clave. Culminó en la Serie Mundial, donde en su debut abrió el Juego 1 con siete entradas en blanco, rompiendo récords de novatos en innings y ponches para los Blue Jays y la MLB. Frick estuvo allí en cada paso: animando desde las gradas en su debut, publicando “Mi orgullo” tras su ponche récord, y consolándolo tras la derrota en el Juego 5, donde lanzó heroicamente pese al cansancio. Después del Juego 7, que selló la victoria de los Dodgers, ella posteó: “Tu ascenso improbable de las menores a la Serie Mundial me deja sin palabras. Eres mi héroe, siempre”. Ese apoyo inquebrantable, dice Yesavage en entrevistas pasadas, fue su “ancla” en la vorágine.
Ahora, con el anillo de compromiso en el dedo de Frick –un diamante ovalado valorado en decenas de miles, según especulaciones–, el enfoque vira hacia lo personal. ¿Boda en la playa de las Carolinas? ¿O algo más discreto en Pensilvania, tierra natal de él? Los fans especulan que evitarán el fin de semana del All-Star de 2026, dada la proyección de Yesavage como as rotación. Contrato amigable con el equipo –firma hasta 2030 con opciones–, lo posiciona como pilar de Toronto, que busca refuerzos en agencia libre para apuntar al título. Pero para este joven de rostro fresco y sonrisa contagiosa, el verdadero trofeo es Frick. “Ella ve el esfuerzo detrás de escena”, dijo él en un post de aniversario. “Me llena de amor cada día”.
Esta propuesta no es solo un momento romántico; simboliza resiliencia. En un deporte donde las derrotas duelen –como el corazón roto de la Serie Mundial–, Yesavage transforma el “no” en “sí”. Fans “inquietos” por su futuro ahora sueñan con un desfile nupcial tanto como con otro lanzamiento perfecto. De chico de ligas menores, soñando en parques polvorientos de Pensilvania, a estrella global proponiendo al atardecer: Trey Yesavage escribe su propia narrativa, una de pasión, perseverancia y, ahora, promesas eternas. El béisbol lo elevó; el amor lo completa. Y mientras las olas lamían la arena ese 13 de noviembre, un nuevo capítulo comenzó, uno que promete tantos strikes en el corazón como en el diamante.
